Sobre la publicación de "Enterrado en vida" de Arnold Bennett · Nota aclaratoria de ABBA

Desde hace muy pocos días -véase entrada anterior del administrador del blog "El infierno de Barbusse"- se encuentra disponible en las librerías la obra de Arnold Bennett Enterrado en vida, en una traducción antigua, revisada, adaptada y anotada por un servidor (José C. Vales) y prologada por Jesús J. Pelayo, y publicada por la editorial Impedimenta.
El hecho de que algunos de los participantes en la ABBA hayamos colaborado en esta nueva edición de Bennett ha levantado algunas suspicacias y se ha llegado a sugerir que el encuentro de bloggers había sido una componenda mercantil para favorecer la venta de un libro (ignoro si el de RBA, el de Melusina, el de Impedimenta o el de otras editoriales cualesquiera), y no lo que en realidad fue: un fantástico encuentro de bloggers en el que se puso de manifiesto la primera intención de los organizadores: honrar y valorar a un escritor olvidado por estos pagos.
Desde luego, cuando uno no ha actuado maliciosamente, no tiene por qué dar explicaciones y cuando uno ha actuado honradamente, cualquier explicación comienza a sonar a excusa. Y, además, como se sabe, excusatio non petita... Pero lo cierto es que desde algunos lugares sí se están exigiendo explicaciones que "demuestren" que ABBA no fue una conspiración forjada en una oficina de márketing para vender uno u otro libro. En principio, la simple elección del nombre (que es el de un grupo sueco y eurovisivo de música popular) debería ser suficiente para despejar cualquier duda: sólo a unos bromistas empedernidos como Elena Rius y un servidor se les podría haber ocurrido algo semejante.
Pero como se observa que alguien puede haberse tomado el asunto por su vertiente más formal, vayamos a ello.

Un servidor (José C. Vales) conoció por primera vez la obra de Arnold Bennett durante el verano de 2011. La primera reseña en blogs de la que yo tengo constancia a propósito de Bennett es de "La Amena Biblioteca de Redfield Hall" (participante también en ABBA), que publicó "Constanza y Sofía: otras dos heroínas del siglo XIX" el 18 de septiembre de 2011. Pocos meses después, el 30 de abril de 2012, publiqué en "Las luciérnagas no usan pilas" una reseña sobre Cuento de viejas, de Bennett, en RBA. Y ahí quedó todo hasta que Melusina publicó el opúsculo Cómo vivir con 24 horas al día, al cual hice referencia en otro post de "Las luciérnagas..." el día 16 de octubre de 2012. Pues bien, fue a propósito de los comentarios a esa entrada cuando Elena Rius y un servidor decidimos promover un "encuentro" bloguero en el que todos aquellos que quisieran, voluntaria y libremente, colgaran en sus blogs un post sobre Arnold Bennett el día en que se conmemoraba su muerte, el 27 de marzo del año siguiente, esto es, en 2013. Lo cierto es que escogimos esa fecha porque nos parecía cercana, y no porque tuviera más relevancia la muerte o el nacimiento de Bennett, ni porque nadie nos la sugiriera en absoluto. De hecho, la cosa fue tan ingenua que escogimos la peor fecha posible: ¡en plena Semana Santa! Si un director de márketing hubiera cometido semejante negligencia, ya estaría despedido. Hace falta ser muy suspicaz, e incluso más que suspicaz, para pensar que esto puede ser una trama organizada para publicitar o vender... ¡un libro!
El caso es que Elena Rius y un servidor nos olvidamos prácticamente del asunto hasta que fue acercándose la fecha: porque el encuentro tenía su gracia y nos divertía forjar una amistad que había nacido al calor de los comentarios en nuestros blogs.
He de decir, pues es completamente cierto, que desde que leí a Bennett, comenté su obra con todos mis amigos, incluidos los responsables de la editorial Impedimenta, y no porque yo tuviera ningún interés en que publicara a Bennett -jamás se me ocurriría inmiscuirme en labores profesionales de otros-, sino porque los responsables de Impedimenta son buenos amigos míos.
A finales de febrero recibí una comunicación de Impedimenta en la que se me decía que Jesús J. Pelayo (de "El infierno de Barbusse", al que no conozco más que por su blog, también participante en la ABBA) les había sugerido la publicación de una obra de Bennett. Ni siquiera voy a comentar esta parte, pues desconozco los detalles y, aunque Jesús no tiene por qué dar explicaciones, las dará si le parece bien y le apetece. El caso es que Impedimenta, cualesquiera que fueran las razones, decidió publicar un texto concreto de Bennett y a principios de marzo me encomendaron la edición y anotación del texto, junto a una nota en la que se diera cuenta de la labor literaria de nuestro autor.
Y he de decir que todo esto lo conocían algunos de los participantes en la ABBA, pues creo que ni Jesús J. Pelayo ni Elena Rius ni un servidor ocultamos nunca este proyecto. En el encuentro de blogs literarios de Barcelona, por ejemplo, se comentó. Aunque también es cierto que yo le avancé a Elena Rius la posibilidad de que alguien pudiera pensar que todo había sido una perfecta conspiración para que una u otra editorial vendiera más libros. (Esto, en principio, resulta un poco pretencioso, y concede a los blogs una fuerza económica que en realidad no tienen).
En definitiva, la publicación de Enterrado en vida es más la consecuencia de un interés que suscitó la ABBA y de una elección personal y profesional del editor que el paso previo a una conspiración para vender unos cuantos libros más.
Seguramente la vida sería más interesante si hubiera personas tan inteligentes como para organizar conspiraciones de ese tipo, pero la vida es más vulgar y sencilla: mi amiga Elena Rius y yo creamos ABBA y luego un editor publicó Enterrado en vida. Y ya. Y los lectores de Bennett ya saben que la vida no es una sucesión de contubernios y conspiraciones, sino de hechos comunes y vulgares, en los que nos detenemos para admirar la enrevesada y prodigiosa simplicidad de la existencia.
No quiero despedirme sin felicitar nuevamente a los participantes de la ABBA por sus magnificos trabajos y enviarles un caluroso abrazo.
José C. Vales.

3 comentarios:

  1. Reconozco que cuando vi que la edición del libro había corrido a tu cargo se me pasó por la cabeza una conexión entre su publicación y la ABBA, pero, pensándolo bien, por esa misma regla habría sido mejor poner en marcha la ABBA con el libro ya publicado, o directamente organizar una lectura conjunta de "Enterrado en vida" como se hace con frecuencia en la blogosfera con muchas novedades.

    En cualquier caso, si esta iniciativa ha servido para que el nombre de Arnold Bennett sea más conocido y aumente el interés de los lectores por "Enterrado en vida", por mi parte, estupendo. Me gusta Impedimenta y me gusta la propuesta de descubrir a un autor olvidado, así que mi percepción de la campaña no cambia. Algún día publicaré mi entrada sobre el autor, I promise.

    Un saludo.

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  2. Yo no tengo problema en admitir que fui el malpensado (desconozco si hubo alguno más). Expresé mis suspicacias (que no acusaciones) y las aclaraciones que se me ofrecieron, al igual que las de esta entrada, me sacaron de mi error. Pido disculpas si alguien se ha sentido tratado de manera injusta y aprovecho para animaros a seguir con iniciativas como ésta.

    Saludos.

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  3. Mi interés por Bennett y, concretamente, por "Enterrado en vida", data de los años 80 del siglo pasado, en que me enamoré de la obra (ya ha llovido).

    Mi interés -y mi rendida admiración- por la labor de Impedimenta, de hace ya 5 años (ya ha nevado).

    La conjunción de ambos amores hizo posible que Bennett entrara en el catálogo de Impedimenta y que yo tuviese el honor de poder escribir un prólogo a la edición.

    Luego conocí a ABBA, que quería hacer un homenaje a Bennett y poner de manifiesto su gran valía y el gran desconocimiento de su obra en España. (¿Cómo un admirador de Bennett podría haberse resistido a la propuesta de Vales y Rius?).

    En fin, eso es todo. Como dice José C. Vales, todo es de una enrevesada y prodigiosa simplicidad.

    Caminos ajenos, independientes y desconocidos entre sí se cruzan, con frecuencia, cuando alguien tiene un firme y permanente interés por un autor, un tema o una obra. Es lógico. Lo asintomático sería lo contrario.

    Un saludo.

    Jesús J. Pelayo

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