Arnold Bennett y la Gran Guerra

Caricatura de Arnold Bennett, por Oliver Holmes.
Su productividad era legendaria
Una pincelada más sobre el polifacético Bennett, como preludio a nuestro Encuentro Bloguero. Ya sabemos que Bennett era hombre de muchos y variados intereses. Autor de éxito, se convirtió en uno de los intelectuales destacados de su tiempo. Al inicio de las hostilidades en 1914, el Ministerio de Guerra británico convocó a un grupo de ellos a una reunión destinada a apoyar el esfuerzo bélico mediante la propaganda. A ella asistieron, además del propio Bennett, autores como Arthur Conan Doyle, Ford Madox Ford, Chesterton, Thomas Hardy o Rudyard Kipling. Al contrario de otros escritores, que mirarían este tipo de actividades "patrióticas" con desconfianza, Bennett se convirtió en uno de los adalides de la propaganda de guerra británica. En 1915, fue invitado junto con algunos otros a hacer un recorrido por el frente francés. Parece que lo que vio allí le dejó anonadado y físicamente enfermo. Sin embargo, accedió a escribir un panfleto que debía animar a los hombres a alistarse. Surgió así Over There: War Scenes on the Western Front, un reportaje claramente edulcorado de lo que sucedía en las trincheras. Los soldados que en él aparecen son sin excepción valerosos y las trincheras (que Bennett recorre en varias ocasiones, es de suponer que serían tramos seleccionados) aparecen limpias y casi higiénicas. El ojo del novelista, sin embargo, no descansa, y así durante una visita a una población destruida por la artillería enemiga nos regala observaciones como estas:

"Vemos un osito de peluche abandonado sobre lo que queda de un tramo de escaleras, un cabezal de cama enterrado casi hasta arriba en las ruinas, esqueletos de pájaros en una jaula que cuelga de una viga. El lugar entero está en la zona de fuego y ha sido bombardeado de forma tremenda."

También anota otros detalles, a veces sorprendentes:

"Una o dos veces, burdamente pintada sobre un trozo de madera, vimos la señal : "Vers le Front". No puedo imaginar por qué debería ser necesaria una señal para llegar a tal destino. Pero quizás se trataba de un rasgo de humor. Al fin divisamos Arras en la distancia..."

Aunque cuando llegan a Arras, el panorama es desolador:

"Cortinas mugrientas ondean a través de ventanas rotas. En todos lados se advierte la destrucción provocada por las bombas. La calzada y las aceras están sembradas de restos domésticos. Entre ellos crece la hierba."

Por más que, consciente de su misión, Bennett se esfuerza por subrayar la crueldad sin límites de los mandos alemanes ("Alrededor de aquellos cañones se encontraban hombres educados que habían pasado años -en realidad, casi toda su vida- dedicados al estudio científico de la destrucción. Bajo su mando, esclavos que habían dejado de ser, sólo para con propósitos de destrucción, los ciudadanos libres que un día fueron"), su conclusión no puede ser otra que la que evoca cualquier guerra: cuánta destrucción inútil, cuántas vidas segadas para nada. Sin duda se trata de un panfleto, pero con la debida distancia histórica, muy recomendable para apasionados de estos temas. 

Bennett y H.G. Wells se enfrentan en las trincheras,
según una viñeta publicada por Punch en 1917

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